Buenos días!!!

Después de algunos meses perdida de este mundo cibernético he vuelto. Los que me seguís por Instagram me habréis tenido más localizada, aunque también os habréis dado cuenta que he ido subiendo muchísimo menos contenido de lo habitual en mi, pero después de coger fuerzas y estar enfocada en mi vuelvo con las pilas cargadas al blog.

Han sido unos meses un poco intensos para mi, los que me conocéis sabéis que yo soy muy intensa en todo, lo que se dice: «De un granito de arena hago una montaña o una playa enterita«, pues así he estado. Sopesando todo lo que me estaba sucediendo, tanto lo bueno como lo malo, no todo es un camino fácil por mucho que en este mundillo se quiera hacer ver que sí. He tenido muchas dudas, ¿En que me enfoco? ¿Valdrá la pena? ¿Me esfuerzo en esto? ¿Madrid o Valencia? ¿Tendré mi recompensa?, esas dudas que son incluso peores que una malísima racha.

Esas dudas que siempre preceden a una decisión, y cuando por fin las tomas arriesgando, parece que se evaporan, esas que una vez realizada se debe de ser consecuente con el rumbo a seguir. Pero cuando se ha tomado la decisión y las dudas persisten, es momento de volverse a preocupar. Porque una duda solo se reaviva cuando se ha ido en contra de lo que anhela el corazón, sólo él sabe lo que realmente quieres.

Por eso cuando tienes enfrente lo que el corazón te pide no hay dudas que valgan, solo existe la certeza de que a partir de ahora puedes empezar a ser feliz, aunque no sea una felicidad plena, (ya sabemos que las personas como s inconformistas por naturaleza), pero si ésta «Felicidad-Tranquilidad» de saber que tu vida lleva un camino por el que te lleva a una buena decisión tomada.

Así que nos seguimos leyendo por el camino de las decisiones que tomemos, que no necesariamente tiene porqué ser de una única dirección.

Besosssssssssssss

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